lunes, 14 de septiembre de 2009

Cuando me levanté esa mañana...


Cuando me levante esa mañana
El sol no brillaba
Los pájaros no cantaban su dulce canción
El viento no azotaba mi cara
Con su suave brisa de frío y calor.
Cuando me levante esa mañana
Dejé mi alegría encerrada en el cajón
Y junto con ella toda mi esperanza
De un mundo mejor.
Cuando me levante esa mañana
No encontré a mis padres despiertos
Con los besos y abrazos que nunca me dieron
Aguardándome en el comedor.
Cuando me levante esa mañana
Escribí una nota con la ilusión
De que alguien la leyera y saliera a buscarme.
Cuando me levante esa mañana
Cerré la puerta muy fuerte
Como un grito de atención.
Cuando me levante esa mañana
Dejé mis pisadas en la tierra
Para que alguien las siguiera
Y me acompañe en mi dolor
Cuando me levante esa mañana
Mi cabeza estaba confundida
No me entraban ideas
Solo problemas
Cuando me levante esa mañana
Sentí que en mis mejillas no habían marcas de besos
Que nadie interpreto mi nota
Que nadie escucho la puerta cerrarse
Y que al mirar atrás solo veía
Mis huellas y las de nadie mas
Cuando me levante esa mañana
Pensé que eso era todo
Y me entregué con dudas a lo que creí
Que era la solución
Ese mismo día
Al atardecer
Alguien quiso darme un beso
Y abrazarme
Alguien escucho la puerta cerrarse
Alguien interpreto mi nota
Y marchó a buscarme
Alguien vio las pisadas en la tierra
Y las siguió
Pero al verme
Supo que era demasiado tarde
Ya me había entregado
A los fríos brazos de la muerte
Pero al ver a esa persona besándome
Abrazándome, y llorando por mi
Quise retroceder el tiempo
Pero no pude
Quise despertarme a la otra mañana
Pero no desperté, estaba muerta
Cuando me desperté esa mañana
De aquel raro sueño
Supe que lo que iba a hacer
No era la solución
Sino un grave error.











Para Silvana D’Cándido

“Maffy”

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Locura

Locura
La locura es entendida como una serie de comportamientos que escapan a las normas sociales establecidas. Pero mi principal pregunta ante todo es ¿qué se entiende por realidad y cuáles son los parámetros de “normalidad” existentes? E indudablemente surge otra pregunta ¿quién establece los parámetros de que es normal y qué no? Cuando digo esto no me refiero a los diagnósticos clínicos certificados por profesionales (lo cual puede ser cuestionable independientemente de ello), sino ante las exclamaciones que comúnmente realizamos sobre la locura. Lo normal está estipulado por algo llamado sentido común y que, supuestamente, lo tenemos todas las personas. También se llega al mismo mediante convenciones hechas por la mayoría de la sociedad. Pero ¿qué sucede cuando algo escapa del sentido común predeterminado?, ¿es necesario denominarlo “loco/a al que lo realizó? Al fin y al cabo no creo que nadie esté exento de la locura, al menos un poco. Otro gran interrogante es ¿por qué seguir muchas veces lo que el común de las personas realiza, lo que la mayoría hace, lo que la moda impone, si a lo largo de la historia ha quedado demostrado que muchas veces esa tendencia ha sido equivoca y llevo a realizar hechos muchos mas alejados de las normas establecidas, como la Inquisición?. Generalmente también suele denominarse loco a aquella persona que realiza algo innovador, o fuera de lo común. Su locura es tratada como sinónimo de admiración aunque denostada por muchos. Es por eso que debo mencionar que muchas veces los artistas son incomprendidos en lo magnifico de sus obras y se los trata muchas veces de locos. Pero cuanta falta le hace a este mundo de esa locura. Pero sobre todo debería dejar de llamárselos así y agregar un término un poco más digerible: extravagantes. Entre estos “extravagantes” podríamos mencionar a grandes personajes de la historia: Salvador Dalí, Leonardo Da Vinci, Truman Capote, Oscar Wilde, Edgar Allan Poe, Roberto Arlt, Galileo Galilei entre miles de genios más. Ellos muchas veces escaparon a ese “sentido común” y buscaron la forma de innovar en sus respectivas épocas. Pero esto les valió a muchos el encasillamiento, persecución y hasta la incomprensión del período histórico que les tocó vivir, llegando muchos de ellos a la autodestrucción. Todos dentro de nosotros mismos poseemos ciertas características que escapan al “sentido común” y a lo que se denomina normal; al fin y al cabo nadie es perfecto en esta vida (aunque muchos se lo crean). Muchas veces en necesario escapar de esa ¿realidad? en la que estamos inmersos y sumergirnos en las genialidades que puede llegar a producir nuestras mentes: uno nunca sabe que puede llegar a surgir en esos momentos de inspiración y por miedo a ser criticados o catalogados de locos, no nos atrevemos a hacer. Es cuestión de cultivar la “locura creativa” 8si es que existe alguna manera de denominarla) que cada uno posee en su interior. Acaso ¿cuántas veces todos reprimimos una melodía, una letra, una poesía, un sentimiento o alguna emoción momentánea que surgió en la cabeza, creyendo que los demás –y hasta nosotros mismos- podrían juzgarlo como una estupidez? Es necesario creer en que esa pequeña línea o sensación que nos impulsa a hacer algo que modifique lo tradicional, y cotidiano, de las cosas puede convertirse en algo “genial” con solo perseverar un poco. Eso también tiene cierto aire de locura: modificar algún punto de la realidad que no nos gusta, pero que está fuertemente arraigado en las costumbres y visiones de las personas “comunes” o ¿normales? Otra gran demostración de lo tratado es la definición de diferente: es algo muy común en el mundo que aquella persona que trata de ser distinto a los demás sea tratado como un “loco”. Creo que existen suficientes modelos estandarizados como para estar uniformados, cantando y bailando lo mismo, repitiendo los mismos clichés y leyendo las mismas porquerías que impone la moda, justamente porque nadie está exento de ello, pero es muy distinto el caer en las manos de lo “actual” de la moda, pero que por ende es pasajero y masifica a todos. Nuevamente se utiliza el término extravagante para explicar esa diferencia existente entre algunas personas: raro, extraño, desacostumbrado, excesivamente peculiar u original”. Con más razón, creo que de vez en cuando es necesario buscar la beta más original de cambiar ciertas maneras de ver o interpretar las cosas sin miedo a ser juzgados por ello. Con respecto a esto necesito citar una fuente confiable para todas aquellas personas que hablamos el castellano parlante: el Diccionario de la Real Academia. Una de las acepciones que utiliza para la palabra locura es: “exaltación del ánimo o de los ánimos, producida por algún efecto o incentivo”. A ver: esa exaltación surge a partir de un determinado incentivo, motivo o razón particular que intercede en la persona para que esta realice algún cambio en su vida. En pocas palabras, son aquellos momentos donde queremos realizar alguna novedad que contraste con lo rutinario de la vida, saliendo del molde común que muchas veces está impuesta en la sociedad en la que nos tocó nacer o a la que nos imponemos por comodidad o, valga la redundancia, la rutina. Otra acepción puede ser algo “extraordinario o fuera de lo común”, que es algo que grafica aún mejor al razonamiento anterior. Es algo que escapa a algún orden determinado o a lo común, lo compartido. Es bueno detenerse a pensar que es “eso” que nos vuelve extraordinarios o fuera de lo común y que lleva a diferenciarnos de los demás personas. Siempre que eso ayude a la realización personal y cultivo de la persona, es conveniente buscar esa pizca interna. Sería bueno retomar las ideas de la locura como un determinado paradigma en la escritura y en la literatura. Porque es muy difícil delimitar un determinado límite o crítica a la inspiración y a la creatividad. Un gran exponente de ello son los “poetas malditos” como Edgar Allan Poe y Charles Baudelaire, quienes usaron ese incentivo o efecto particular y fuera de lo común para escribir sus grandiosas obras. Pero como suele ocurrir con las innovaciones en las sociedades desacostumbradas, fueron duramente criticados, perseguidos y censurados. Para concluir, es bueno volver a pensar en esa locura particular que todos tenemos dentro para construir y cambiar esa pequeña parte del mundo que debemos cambiar para que la vida sea menos rutinaria y aburrida. Y además (aunque sea tema de otro análisis) preguntarnos de vez en cuando: ¿dónde empieza y dónde termina esa delgada línea que divide lo normal de la locura?.......... Pierrot.